El siguiente es un extracto de Incesto en los Andes: Las “llamas demoníacas” como castigo sobrenatural”, un estudio antropológico del incesto en la región andina enfocado principalmente en el área ayacuchana. El libro centra su atención en el castigo sobrenatural a los transgresores conocido como los qarqachas o “llamas demoníacas”. Fue escrito por Juan Ranulfo Cavero Carrasco, un antropólogo ayacuchano; fue publicado en 1990.
(…)Hay condenados extramundanos que penan después de muertos, por eso tienen que morir otra vez, sufrir la muerte verdadera, lograr su separación de “este mundo” (de la sociedad humana). Pero también vamos a encontrar, en la mentalidad campesina, “condenados” intramundanos que penan estando vivos (aunque se reconoce como un sub-humano en trance a la otra vida, que esta a un paso del infierno); que como diría Arguedas, encubre el concepto de justicia indígena que se aplica siempre en este y no en otro mundo.
(…)Según el pensamiento campesino (no según la elaboración mental de los intelectuales), los qarqachas, son un tipo de “condenado” intramundano y esto viene de la apreciación común de que los qarqachas están condenados a una vida de sufrimiento y a vagar…
Lo siguiente también forma parte del libro. Son testimonios sobre la creencia en los qarqachas proveniente de diferentes áreas de la región de Ayacucho.
Quinua. Informante: Feliz Rojas, de 24 años“Se cuenta que en 1960 una señora (que era bruja) convivió con su hijo; convertida en qarqacha daba gritos en una paqcha (catarata), que queda en Vacaurara, los comuneros se reunieron pero no lograron agarrarla, ni verla en la oscuridad. Súbitamente cambian de lugar y sus gritos se escuchan en un lado y luego en otro lado. Se cuenta que para agarrar al qarqacha, se pone al suelo manta y ponchos de lana, el qarqacha pisa estos elementos y no puede pasar y se queda en el mismo sitio y luego se transforma en su verdadera identidad (ser humano). Para evitar ser difamados ofrecen pagar toros a sus captores”.
Provincias sureñas de Ayacucho:
“Dice en un pueblo había una mujer en pecado carnal (incesto) con un hermano, por eso en aquel pueblo hubo toda clase de castigos de Dios como hambruna, que no les ha permitido conseguir ni para comer: ese año no tuvieron cosecha. Por eso todos sus compoblanos se pusieron de acuerdo para cuidarla (ahuaytar) y en efecto el hombre se acostaba con su hermana.
La comunidad empezó a reunirse para desarrollar o lanzar violentamente a los hermanos incestuosos del pueblo, y cumplieron su objetivo (arrojar del pueblo). Entonces esos hermanos comenzaron a caminar por las punas y murieron de hambre, al no hallar nada para comer. Luego el divino los arrojo para que convertidos en condenados (espíritus malignos) deambulen asustando a todo el mundo y así pagar sus pecados. Entonces en el pueblo empezó a asustar a todos; por lo que los comuneros nuevamente se reunieron, con soga (hecho de lana de llama) esperaron a media noche y capturaron, azotándolo hasta que avise todo y dijo: si. Dios me ha arrojado por haber pecado; y luego pidió perdón ofreciendo pagar lo que sea a las personas.
Desde la captura del condenado, en el pueblo, la agricultura y otros alimentos empezaron a dar frutos y retorno el bienestar general.
